lunes, 18 de junio de 2012


El juego en el diario vivir...por Terry Orrego.

Jugar, sin duda, es hacer algo para divertirse, entretenerse o simplemente para pasarlo bien, Jugar es tomar parte en algún juego, que puede ser la vida. Si aprendemos a jugar, y que el juego sea una parte del diario vivir, sin duda, lo vamos a pasar mejor. Sin embargo, el juego no es simplemente hacer lo que quiero. El juego tiene tiempo, tiene reglas, tiene principios y tiene fin.
Abordaremos el valor del tiempo en el juego. Tenemos un tiempo finito y un tempo infinito. En el tiempo finito, desde el día en que nacemos hasta el fin de nuestras vidas, están los años, los meses, las semanas, los días y las horas, por mencionar lo más concreto. En el tiempo infinito está nuestra trascendencia, que es única a cada uno de nosotros.
Nos concentramos en nuestro tiempo finito.
¿Le dedicamos a nuestros hijos el tiempo necesario cuando lo necesitan, y que a la vez éste sea consistente con la importancia que le asignamos a su formación?¿Les ofrecemos un espacio de tiempo indispensable para sus juegos? En el proceso formativo, necesariamente nos debemos plantear la real necesidad de ser nosotros, los padres y educadores, dueños y administradores del mismo. Así también, debemos enseñar a los niños a ser administradores de su propio tiempo, desde muy pequeños, para que más tarde puedan administrar su tiempo como adolescentes, y luego sean adultos dueños de su tiempo, y no el tiempo dueño de ellos.
En este proceso de enseñar a administrar el tiempo para dejar espacio al juego, hay conceptos fundamentales:
Cómo priorizar. Saber distinguir lo importante de los detalles; de este modo logramos saber a qué dedicarle más esfuerzo y así podemos dejar tiempo para el juego.
Como distinguir lo importante de lo urgente.. Sin duda muchas veces confundimos lo importante con lo urgente, robando tiempo al tiempo del juego
Cómo ser realista. Esto no es algo fácil; es cansador y hay que invertir tiempo. Hay que ser realistas con nuestros talentos, con nuestra capacidad para llevarlos a cabo y ser perseverantes, por lo tanto debemos aprender a tener paciencia, por que hay que repetir muchas veces lo mismo y eso cansa y toma tiempo. Muchas veces queremos que todo resulte ¡ya! y nos cuesta esperar el proceso evolutivo, que es madurar paso a paso. En la espera realista hay un factor que nos debiera acompañar: el sentido de humor, porque la alegría siempre es mejor que la tristeza, el tiempo pasa mejor con risa que con pena.
Ayudemos a nuestros hijos y alumnos, a jugar, enseñándoles a planificar el tiempo con realismo, paciencia y sentido del humor. Hoy día se juega cada vez menos, pero si invertimos tiempo de juego en los niños, ellos a su vez aprenderán a jugar con sus hijos y seremos sin duda personas más felices.

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